lunes, 13 de junio de 2011

Vuelta a la ingenuidad

El sol en la cara. Gafas de sol. Y un pitillo en la mano. Saboreando un café con hielo y recordando cómo era mi vida antes de todo esto. Antes de las responsabilidades y de la madurez, antes de las lágrimas y el miedo, cuándo nos divertíamos haciendo tonterías que ahora si vemos a alguien cometer miramos por encima del hombro, de reojo, y sentimos vergüenza ajena.
Querer volver a tu lado, a sentirme infantil, a sentir las cosas por primera vez, y pasar vergüenza. Cometer locuras que parecen lógicas en el momento, y reír luego de lo 

estúpido que fue, sin sentir un resquicio de arrepentimiento. Sonreír, y nada más.



martes, 7 de junio de 2011

La vida cambia.

Todos los días son diferentes entre sí. Pero el tiempo pasa y la rutina se vuelve insoportable. Nos pasamos horas quejándonos de esta rutina, en vez de hacer algo por cambiarla.
Lo cierto es que ultimamente me han ocurrido cosas extrañas, inquietantes, divertidas, diferentes, inesperadas y sorprendentes, y me he dado cuenta de que yo misma he provocado estos cambios, que con solamente la voluntad de mejorar, de renovarme, he conseguido llevar mi vida como y por donde quiero. Todo es mucho más sencillo y todo es nuevo y emocionante. Llega el verano y con el sol que sale todas las mañanas que consigue sacarme una sonrisa nada más levantarme se consiguen ver las cosas de otra forma, como si todo estuviese a punto de cambiar, para llegar a un nuevo camino que aún está por descubrir, por descifrar...

lunes, 11 de abril de 2011

Karma.


Ya no sé para quién escribo. Al principio escribía para mí, lo cual era simple, y siempre me preocupaba de que nadie lo leyese. Luego empecé a escribir para los demás, me gustaba publicarlo, y compartir con los demás mis pensamientos. Hace poco, escribía para él. Pero ahora ya no sé para quién escribo.
Creo que debería escribir para los demás, pero de forma que mientras escribo lo haga como si nadie lo fuese a leer, nunca, como si lo fuese a guardar en mi antigua libreta, esa que nunca leyó nadie, hasta que él un día la leyó sin permiso alguno.
Voy a empezar a pensar más en mí. Durante mucho tiempo no me valoraba, en absoluto, y cada día más, me doy cuenta de mi error. Una de las peores cosas que alguien puede hacer es no quererse, da una sensación de... “si ni tú te quieres, dame una razón para que yo te quiera?”. Incluso muestra una debilidad, y una dependencia un poco patéticas.
Cada uno somos como somos, y no por eso somos mejores ni peores. A ver, no voy a mentir, en cualquier sociedad hay una jerarquía, y siempre va a haber gente peor y mejor que tú, sea por belleza, dinero o inteligencia. Pero en el momento en que nos quedamos solos, todos somos exactamente iguales. Y en ese momento, la única persona que nos puede juzgar somos nosotros mismos. ¡Cuánto daño nos hacemos al infravalorarnos debido a las modas de la época! No nos damos cuenta de que al final, el Karma suele hacer bien su trabajo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Mi venganza personal.


Porque para todos llega el momento, el momento exacto en el que nuestros deseos de venganza se vuelven demasiado fuertes. Deseos de vengarnos por lo que nos han hecho, o por lo que faltó por hacer.
Siento como ese deseo se apodera de mi. “Aún encima tiene el coraje de pensar que esto ha sido culpa mía, que él es perfecto. ¿Qué se cree, que voy a estar esperándole?” pienso mientras leo sus nuevos textos. Yo siempre fui la que le animaba a escribir, le decía que me encantaba su forma de escribir. No sé cuando, pero se cansó de escribir sobre mí o para mí. Debió ser por aquel entonces cuando todo se fue a la mierda, cuando se cansó de decirme lo mucho que me quería, y de cantar para mí. Nos olvidamos de por qué estábamos juntos, y por mucho que intentase recordárselo, ¿cómo hacerlo, cuando yo misma no conseguía entender qué ocurría?
Pero, de nuevo, repite la historia. Ni siquiera tiene originalidad, repite sus antiguos textos, los que me pertenecen. ¿Por qué lo hace? ¿Para que yo lo recuerde todo? Si fue él quien lo hizo imposible. No tiene derecho a tener rencor. Y tiene el valor de decirme que para mi nunca se acabará.
La venganza. La venganza es un sentimiento tan irracional, tan fuerte, que a todos nos hace cometer estupideces. Yo misma, acabo de escribir esto por venganza, al igual que él.

martes, 5 de abril de 2011

Mientras miro la hora...


Me culpaba de todo. Todo lo que había hecho o dejado de hacer por él. “¿Cómo se puede ser tan estúpida?” pensé mientras leía sus viejas cartas de amor, esas que escribía para demostrar que me quería más, para ganar esa absurda guerra en la que al final nunca hubo vencedor ni vencido. Recuerdo que siempre insistía, me forzaba a jugar ese juego, cuando a mi siempre me importó bien poco esa batalla. Veo todos sus regalos por mi habitación, y deseo tener tiempo para meterlos en una caja y guardarla, no por odio, ni tan siquiera por venganza, por el simple hecho de que estoy cansada, cansada de él y sus mentiras. No sé por qué pero soy un imán para los mentirosos compulsivos. Mientras recorro con la mirada todo mi cuarto, recuerdo cada beso, cada caricia, cada te quiero que escuché en esta habitación. Todo se nubla poco a poco en mi mente, y se convierte en un sueño lejano, uno de estos que parecen reales, pero que en realidad nunca tuvieron nada de real. Eso siento cuando pienso en él, en que todo fue siempre una gran nube de humo gris, conmigo atrapada en el centro, intentado adivinar lo que había tras esa niebla que me cegaba. Finalmente puedo ver con claridad, y ahora, de nuevo, vuelvo a fijarme en ti.

martes, 22 de marzo de 2011

Nuestro cuento de hadas roto.

Que su sonrisa pare el mundo. Que cuando cante canciones de amor en inglés tú pienses que lo hace para ti. Que sientas celos de otra. Que todo lo que hace te parezca significativo. Que su colonia inunda tus sueños. Que su único defecto sea una minucia. Que te quiera toda para él. Que cada vez que haces algo sin él, se ponga triste. Que se destiña con la tercera lluvia. Que los problemas sean tu culpa. Que todo lo que discutáis sea poco para lo que te da. Que eches de menos a tus amigos. Que los días con él sean días felices. Que ocurran cosas inesperadas. Que te ayude. Que lo haga todo por ti, y a la vez te esté torturando. Que mejore. Que vuelva a lo de siempre. Que te bese. Que te grite. Que te haga llorar hasta que no te queden lágrimas. Que te haga sonreír de nuevo. Que no puedas más. Que intentes acabar con todo. Que lo eches de menos. Que tengas más tiempo para ti. Que desees verle. Que toda tu vida haya cambiado sin darte cuenta, sin poder evitarlo. Que llegue marzo. Que pasen los días. Que no pares de llorar. Que te sientas sola. Que él no lo haga. Que sea veintitrés de marzo. Que le necesites, pero que sepas que todo va a terminar pronto. Nostalgia.

martes, 29 de junio de 2010

No sé cómo hemos llegado a esto...

Odio quererte. Cada día odio quererte más y más, pero cada día te quiero más. Es un problema sin solución en el que desperdicio todas mis fuerzas intentando resolverlo. 
Es difícil saber lo que pienso, pero no te imaginas lo complicado que es descifrar lo que dices. Ya no sé qué hacer ni qué decir. Se me ocurren tantas soluciones, pero ninguna válida a mi problema. ¿Qué puedo hacer? Dímelo, por favor. Porque crear un problema como este es más fácil que encajar cada pieza de este puzzle donde le corresponde. 
¿Qué quieres que haga? Que te deje... Que les abandone... Ya ni sé cuál es la mejor opción, o cuál me haría más daño. 
Sé que te cuesta aceptarlo y que seguramente no vayas a ser capaz de hacerlo. Dices que yo no hago nada para remediar este problema, pero la realidad es que hago más de lo que tú te imaginas. Por si no te has dado cuenta, no existen más de veinticuatro horas al día, y solamente 7 días a la semana y sabes que me los paso contigo. No hay muchas amistades que se mantengan solamente hablando por teléfono o por messenger.
Lo siento, pero tenía que decirlo: lo odio. Odio todo esto, esta situación, y no saber qué hacer con ella. Dices que me hubieses dejado si no me quisieses tanto, por esto, por esta situación pero espero que sepas que esto no es así solamente por tu parte. Siempre dije que tenía claro quién iba primero, y a la semana de conocerte tiré todos mis ideales por la borda. No me hagas cambiar quién soy, porque a lo mejor esta nueva persona no te gusta tanto como la anterior, y en ese momento, me dejarás tirada en el suelo que es donde estoy ahora. 
No se como hemos llegado a esto...

viernes, 4 de junio de 2010

Un año más

"I used to think that happiness could only be something that happened to somebody else"

Son las doce, y estoy en la biblioteca. Tantos exámenes, tantos trabajos... Cada día que me despierto trabajo más pero aún así tengo más cosas que hacer que el día anterior. Se acerca el final, el final de primero de bachillerato.
Este año fue muy diferente a los demás. Cambié de instituto, dejé de ver a las personas con las que antes me pasaba la mitad de mi vida, personas que eran el centro de mi vida. Conocí a muchísimas personas nuevas, de los que ahora muchos son algunos de mis mejores amigos. Descubrí quienes de los anteriores eran mis amigos de verdad. Mi tía enfermó y empezó a curarse. Consolé y apoyé a mi primo, por primera vez en mi vida, no fue al revés. Cada día paso menos por casa. Cada día me siento más segura de mí misma. Tengo a personas que me quieren, y personas que por algún motivo me odian (nunca está de más tener a un par de éstos, sobre todo si el sentimiento es mutuo). Mi padre sigue con su novia, a la que odio por, básicamente, todo. La universidad se acerca. Todo cambió, y todo sigue cambiando.
Tengo novio, bastante formal además, que me ha ayudado a sentirme mejor conmigo misma, que me hace levantarme con una sonrisa a pesar de todo lo anterior. Me ha mostrado otra visión del mundo, en la que yo también puedo sentir esa felicidad, de saber que alguien te quiere por quién eres y que no te va a abandonar por tonterías como podrían hacer otras personas.
Queda poco para que este curso termine, y tenga tiempo para dedicarle a las personas que he descubierto que son importantes en mi vida, y este año no pienso desperdiciar un segundo.
También tendré tiempo por fin para leer cuando quiera y lo que quiera, para escribir todos los días si me apetece, para pasar tardes interminables en Samil, paseando por la playa, para ir a clases de guitarra y para tirarme en Castrelos a la una de la mañana viendo las estrellas si estoy tan loca como para hacerlo.
Sí, me pasaron muchas cosas este año. No me arrepiento de nada, creo que no me equivoqué en nada, y que si me equivoqué en algún momento fue una experiencia de la que aprenderé algo. No podemos llegar a mejorar, si nunca nos pasan cosas de las que podamos aprender.
No tengo nada más que decir, y a esta hora, en una biblioteca, estoy poco inspirada. Así que buenas noches.

jueves, 6 de mayo de 2010

El escaparate de Príncipe

Iba caminando por la calle principal de su ciudad. Mientras caminaba notaba el viento en la cara, que le molestaba en los ojos pero le sentaba muy bien en el pelo que le daba vueltas raras y diferentes mientras se enredaba. Además iba pensando en sus problemas, en como solucionar unos, y en cómo ser lo suficientemente paciente y esperar a que los otros se solucionasen.  
Pues mientras estaba ocupada en todo esto, de repente, un escaparate llamó su atención y se paró en seco, tanto que casi chocó con un chico que venía de frente. Después de disculparse, pasar una vergüenza increíble, y confirmar que es la persona más patosa del mundo, miró más de cerca el escaparate. Era perfecto, lo que había estado buscando. Esta vez, no fallaría. 
Entró en la tienda, y en cuestión de segundos ya era suyo. Durante todo el camino a casa llevaba el bolso como si llevase diamantes dentro, mirando de vez en cuando en el interior para sonreír cada vez quedando totalmente satisfecha por la compra que había realizado. 
Nada más llegar a casa lo colocó en la estantería, sabía que nadie se iba a fijar en él, porque siempre anda cambiando todo de sitio, y no era algo que destacase demasiado, así que no tendría que responder a preguntas. 
Durante toda la semana no dejó de pensar en él. En cómo era. 
Al final, por fin, llegó el día. Lo quitó de la estantería y lo volvió a meter en el bolso. Llegaba tarde, como siempre, así que se cogió un taxi en la parada de al lado de su casa, porque no quería llegar tarde. Se bajó del taxi con cara de: “Sé que soy un desastre, lo siento”. Se acercó, le dio un beso, y se lo dio. 
-¿Qué es esto? 
- Es una sorpresa. 
- Pero si hoy no es un día especial..
- Para mí sí.

lunes, 19 de abril de 2010

Canciones de otras

Estaba escuchando música, como siempre supongo, y coincidió que pasaron Hey There Delilah y Slow Dancing In A Burning Room seguidas. No pude evitar que me viniera una sensación, un escalofrío, de tristeza.
Y ahora lo que no puedo evitar es pensar en esas personas que dejamos atrás, y en si él también piensa en ellas.
Creo que es extraño y triste, eso de que aún estando con alguien tan bien, por el simple hecho de que esté sonando una canción (no una cualquiera, si no la canción exacta) dejes de pertenecerle, dejes de pertenecerme, y pases a ser de ella, o de ellas quién sabe.
¿Cómo puede la música, a la que tanto quiero, hacerme esto? ¿Realmente será cierto lo que creo? Es mejor no saberlo, porque si no tendría que quemar y borrar del mundo todas esas canciones que adoro, pero que significan algo más, tanto para mí como para tí.
Lo peor, es que esto nos pasa a todos. Es algo que no se puede controlar, ni evitar. Debo reconocer, que canciones que adoro como Slow Dancing In A Burning Room, Slow Down, Free Fallin', Tears In Heaven, All I Could Do Was Cry, Cigarrettes y Stay Beautiful no me pertenecen, pero me conformaría con que no fuesen de nadie. Solo quiero que dejen de pertenecerles a ellos.
Pero yo estoy segura de lo que siento, y tú lo sabes, si no todo, casi todo sobre mí. Tú, en cambio, nunca me quieres contar nada, y si en algún momento busco un poco, revuelvo tu pasado, solo veo cosas que preferiría no ver. Saltan lo celos, me pregunto si tendré razón en tenerlos... ya me ha pasado antes, y no suelo fallar en mis sensaciones. 
Lo que no sé es si sería capaz de soportar la realidad, por eso no pregunto. 
Siempre digo, que si alguien te hace una pregunta, tienen que estar dispuestos a afrontar la peor de las respuestas: la verdad. Y yo sé que no lo estoy. Por eso me callo. 
Cambio de canción.