martes, 29 de junio de 2010

No sé cómo hemos llegado a esto...

Odio quererte. Cada día odio quererte más y más, pero cada día te quiero más. Es un problema sin solución en el que desperdicio todas mis fuerzas intentando resolverlo. 
Es difícil saber lo que pienso, pero no te imaginas lo complicado que es descifrar lo que dices. Ya no sé qué hacer ni qué decir. Se me ocurren tantas soluciones, pero ninguna válida a mi problema. ¿Qué puedo hacer? Dímelo, por favor. Porque crear un problema como este es más fácil que encajar cada pieza de este puzzle donde le corresponde. 
¿Qué quieres que haga? Que te deje... Que les abandone... Ya ni sé cuál es la mejor opción, o cuál me haría más daño. 
Sé que te cuesta aceptarlo y que seguramente no vayas a ser capaz de hacerlo. Dices que yo no hago nada para remediar este problema, pero la realidad es que hago más de lo que tú te imaginas. Por si no te has dado cuenta, no existen más de veinticuatro horas al día, y solamente 7 días a la semana y sabes que me los paso contigo. No hay muchas amistades que se mantengan solamente hablando por teléfono o por messenger.
Lo siento, pero tenía que decirlo: lo odio. Odio todo esto, esta situación, y no saber qué hacer con ella. Dices que me hubieses dejado si no me quisieses tanto, por esto, por esta situación pero espero que sepas que esto no es así solamente por tu parte. Siempre dije que tenía claro quién iba primero, y a la semana de conocerte tiré todos mis ideales por la borda. No me hagas cambiar quién soy, porque a lo mejor esta nueva persona no te gusta tanto como la anterior, y en ese momento, me dejarás tirada en el suelo que es donde estoy ahora. 
No se como hemos llegado a esto...

viernes, 4 de junio de 2010

Un año más

"I used to think that happiness could only be something that happened to somebody else"

Son las doce, y estoy en la biblioteca. Tantos exámenes, tantos trabajos... Cada día que me despierto trabajo más pero aún así tengo más cosas que hacer que el día anterior. Se acerca el final, el final de primero de bachillerato.
Este año fue muy diferente a los demás. Cambié de instituto, dejé de ver a las personas con las que antes me pasaba la mitad de mi vida, personas que eran el centro de mi vida. Conocí a muchísimas personas nuevas, de los que ahora muchos son algunos de mis mejores amigos. Descubrí quienes de los anteriores eran mis amigos de verdad. Mi tía enfermó y empezó a curarse. Consolé y apoyé a mi primo, por primera vez en mi vida, no fue al revés. Cada día paso menos por casa. Cada día me siento más segura de mí misma. Tengo a personas que me quieren, y personas que por algún motivo me odian (nunca está de más tener a un par de éstos, sobre todo si el sentimiento es mutuo). Mi padre sigue con su novia, a la que odio por, básicamente, todo. La universidad se acerca. Todo cambió, y todo sigue cambiando.
Tengo novio, bastante formal además, que me ha ayudado a sentirme mejor conmigo misma, que me hace levantarme con una sonrisa a pesar de todo lo anterior. Me ha mostrado otra visión del mundo, en la que yo también puedo sentir esa felicidad, de saber que alguien te quiere por quién eres y que no te va a abandonar por tonterías como podrían hacer otras personas.
Queda poco para que este curso termine, y tenga tiempo para dedicarle a las personas que he descubierto que son importantes en mi vida, y este año no pienso desperdiciar un segundo.
También tendré tiempo por fin para leer cuando quiera y lo que quiera, para escribir todos los días si me apetece, para pasar tardes interminables en Samil, paseando por la playa, para ir a clases de guitarra y para tirarme en Castrelos a la una de la mañana viendo las estrellas si estoy tan loca como para hacerlo.
Sí, me pasaron muchas cosas este año. No me arrepiento de nada, creo que no me equivoqué en nada, y que si me equivoqué en algún momento fue una experiencia de la que aprenderé algo. No podemos llegar a mejorar, si nunca nos pasan cosas de las que podamos aprender.
No tengo nada más que decir, y a esta hora, en una biblioteca, estoy poco inspirada. Así que buenas noches.

jueves, 6 de mayo de 2010

El escaparate de Príncipe

Iba caminando por la calle principal de su ciudad. Mientras caminaba notaba el viento en la cara, que le molestaba en los ojos pero le sentaba muy bien en el pelo que le daba vueltas raras y diferentes mientras se enredaba. Además iba pensando en sus problemas, en como solucionar unos, y en cómo ser lo suficientemente paciente y esperar a que los otros se solucionasen.  
Pues mientras estaba ocupada en todo esto, de repente, un escaparate llamó su atención y se paró en seco, tanto que casi chocó con un chico que venía de frente. Después de disculparse, pasar una vergüenza increíble, y confirmar que es la persona más patosa del mundo, miró más de cerca el escaparate. Era perfecto, lo que había estado buscando. Esta vez, no fallaría. 
Entró en la tienda, y en cuestión de segundos ya era suyo. Durante todo el camino a casa llevaba el bolso como si llevase diamantes dentro, mirando de vez en cuando en el interior para sonreír cada vez quedando totalmente satisfecha por la compra que había realizado. 
Nada más llegar a casa lo colocó en la estantería, sabía que nadie se iba a fijar en él, porque siempre anda cambiando todo de sitio, y no era algo que destacase demasiado, así que no tendría que responder a preguntas. 
Durante toda la semana no dejó de pensar en él. En cómo era. 
Al final, por fin, llegó el día. Lo quitó de la estantería y lo volvió a meter en el bolso. Llegaba tarde, como siempre, así que se cogió un taxi en la parada de al lado de su casa, porque no quería llegar tarde. Se bajó del taxi con cara de: “Sé que soy un desastre, lo siento”. Se acercó, le dio un beso, y se lo dio. 
-¿Qué es esto? 
- Es una sorpresa. 
- Pero si hoy no es un día especial..
- Para mí sí.

lunes, 19 de abril de 2010

Canciones de otras

Estaba escuchando música, como siempre supongo, y coincidió que pasaron Hey There Delilah y Slow Dancing In A Burning Room seguidas. No pude evitar que me viniera una sensación, un escalofrío, de tristeza.
Y ahora lo que no puedo evitar es pensar en esas personas que dejamos atrás, y en si él también piensa en ellas.
Creo que es extraño y triste, eso de que aún estando con alguien tan bien, por el simple hecho de que esté sonando una canción (no una cualquiera, si no la canción exacta) dejes de pertenecerle, dejes de pertenecerme, y pases a ser de ella, o de ellas quién sabe.
¿Cómo puede la música, a la que tanto quiero, hacerme esto? ¿Realmente será cierto lo que creo? Es mejor no saberlo, porque si no tendría que quemar y borrar del mundo todas esas canciones que adoro, pero que significan algo más, tanto para mí como para tí.
Lo peor, es que esto nos pasa a todos. Es algo que no se puede controlar, ni evitar. Debo reconocer, que canciones que adoro como Slow Dancing In A Burning Room, Slow Down, Free Fallin', Tears In Heaven, All I Could Do Was Cry, Cigarrettes y Stay Beautiful no me pertenecen, pero me conformaría con que no fuesen de nadie. Solo quiero que dejen de pertenecerles a ellos.
Pero yo estoy segura de lo que siento, y tú lo sabes, si no todo, casi todo sobre mí. Tú, en cambio, nunca me quieres contar nada, y si en algún momento busco un poco, revuelvo tu pasado, solo veo cosas que preferiría no ver. Saltan lo celos, me pregunto si tendré razón en tenerlos... ya me ha pasado antes, y no suelo fallar en mis sensaciones. 
Lo que no sé es si sería capaz de soportar la realidad, por eso no pregunto. 
Siempre digo, que si alguien te hace una pregunta, tienen que estar dispuestos a afrontar la peor de las respuestas: la verdad. Y yo sé que no lo estoy. Por eso me callo. 
Cambio de canción.

domingo, 11 de abril de 2010

Miradas.

A veces no quieres ni hablar, ni escuchar a nadie, solo quieres quedarte en ese perfecto silencio que solo se rompe por el sonido del viento o el de algún coche en la distancia. Solo quieres mirarle. Mirarle todo el rato, porque si parpadeas, o miras hacia otro lado, puede desaparecer. Esto pasa porque es tan perfecto, que no consigues creer que lo hayas conseguido, y que estés con ese chico que tanto se busca, y que es tan dificil de encontrar (porque a este tipo de chicos, se les da muy bien eso de esconderse). Tienes que mirarle, y agarrarle, para asegurarte que no es un sueño.
Él debe de sentir mi mirada y se gira, y siempre me hace la misma pregunta:

-¿Qué pasa?
-Nada. -Respondo yo.

Debe ser que no entiende que no puedo parar de mirarle cuando está a mi lado, aunque solo sea de reojo. Debe ser que no entiende que se me pone una sonrisa tonta de solo pensar que está aquí por mí. Con todos mis amigos y viendo un partido de fútbol, que ni siquiera le gusta. ¿Qué decirle cuando me pregunta "¿Qué pasa?"? ¿Le suelto todo este rollo? No, no se hace así. Las cosas se demuestran, y luego se dicen, porque para decir una cosa y hacer otra, pues mejor te callas.

lunes, 5 de abril de 2010

Mentiras

¿Cómo se saben las cosas? Yo pensé que lo que venía en los libros era verdad y lo que se decía era mentira. ¿Sabes?, por el hecho de estar escritos.
Pero ahora se abre este nuevo mundo en el que por el hecho de que las cosas estén escritas no significa que sean verdad, ni verosímiles siquiera. Solo quiere decir que alguien ha tenido el valor de plasmar sus mentiras en papel.
¿Y qué hago yo con esto? Cuando ya tienes tanta experiencia en mentiras, cuando ya todo te importa tan poco, que hasta lo pones por escrito sin el más mínimo remordimiento.
Antes, cuando yo amaba, las mentiras nunca se ponían por escrito.

viernes, 2 de abril de 2010

Señales e indirectas

No entiendo las señales: ni tus señales, ni las de nadie.
Ya sabes que soy una despistada y una ilusa. ¿Por qué no se pueden desechar las señales y los indicios falsos? No me parece justo que vayáis dejando pistas por el mundo que acaban en el lugar equivocado. Me llevan al abismo de mi pensamiento donde se mezclan con los tuyos.
Solo quiero olvidar las pistas y los trucos. Quiero recordar el momento en que dijiste te quiero.

jueves, 1 de abril de 2010

Trece de Enero de 2010

Hace tiempo que no escribo, es la una de la mañana. Pasaron tantas cosas y tan pocas en estos dos últimos meses. Bueno, hoy no, hoy se puede decir que pasó algo.

Ahí estaba, esperándome. Tenía los ojos cansados, no un cansado normal, sino como de haberlo pasado mal. Yo llegué tarde, como siempre supongo.
Estaba apoyado contra la pared, como si estuviese en otro mundo, como si nada de este le importase.
Llovía. Fuimos caminando bajo mi paraguas. Yo le hablaba para apartarlo de sus pensamientos. Esos pensamientos que no me pertenecían, le pertenecían a ella. Sí, a pesar de no verla más, aún tenía algo de él. Pero el los compartió conmigo, como siempre.
Nuestra relación, ultimamente, era perfecta. ¿Cómo podíamos haber llegado a esto después de tantas discusiones?
Y yo le quería... Por desgracia, le sigo queriendo de una forma que no debo.
En mi casa no paraba de abrazarme, besarme, tocarme... aún así, ¿cómo iba a imaginarme lo que pensaba hacer? Supongo que no me daba cuenta, porque yo siempre lo pensaba.
Me levanté. Él también. Nos miramos, y fue lo único que hizo falta: me besó. Por primera vez nos besamos y fue algo inesperado, raro, alucinante... Yo no podía parar de sonreír de lo feliz que estaba. Besaba bien. Yo no tanto, pero me daba igual. Era él. Mi mejor amigo. La persona de la que llevo enamorada desde hace más de un año. Y me estaba besando.

Hasta aquí, todo suena muy bien. El problema llegó luego, cuando me sentí una imbécil, una tonta que se cree que todos sienten las cosas igual que ella.
Solo amigos. ¿Tanto cambió la situación que ahora ese concepto me hace llorar? Antes me parecía perfecto, me conformaba, porque sabía que nunca podría ser nada más. Pero, ¿y ahora? ¿Ahora que él me ha mostrado que hay una posibilidad de más?
No puedo contener las lágrimas que me salen y caen por mis mejillas, hasta llegar a mi boca, en donde siento su sabor salado. No puedo contenerlas cuando vuelvo a pensar en que no quiere nada más, en que esta euforia que he sentido hoy, esta misma, no se va a repetir nunca. Estas lágrimas que me salen, son tan automáticas como mi sonrisa al pensar en el momento anterior. Hasta en el momento del beso no era capaz de borrar mi sonrisa de la cara. Podría ser todo perfecto... pero no quiere perderme... algo ilógico en mi opinión.


Eso lo escribí el 13 de enero, por la noche, con una mezcla inaguantable de sentimientos. Hoy lo escribo aquí, porque ayer estaba con mi novio en una cafetería y esa misma persona estaba allí, y no paró de molestar hasta que me enfadé y decidí irme.
Claro, que él también se enfadó. ¿Y ahora qué? Ahora tendremos nuestra típica competición de a ver quién pide perdón antes. Porque somos los dos igual de orgullosos.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Como Holly, descubriendo las fronteras del amor

Siempre igual. No se cómo lo hago, pero siempre acabo haciendo algo mal.
A ver, debo decir, que no soy el tipo de persona que demuestra lo que siente a través de palabras. A mí tienes que conocerme desde hace mucho para saber que daría todo por las personas que me importan. El problema es como interpreta mi novio, con el que salgo hace tan solo una semana (una semana y un día para ser exactos), mis errores que para mí parecen tener una importancia ínfima.
Pues hoy la fastidié pero bien. Sí es cierto que lo conseguí solucionar al final, pero no quiero seguir cometiendo el mismo tipo de errores.
No entiendo por qué no soy capaz de decir todo lo que siento a la cara. No. Con lo fácil que es decir: Mira, que se que estamos juntos desde hace poco, pero haces que sea feliz cada día, y no quiero vivir sin ti, porque aquello no era vivir, sino una mera supervivencia para encontrar algo más adelante. Pues no. No soy capaz. Y no soy capaz porque soy el tipo de persona que convierte todo en una competición, y odio perder. También soy muy orgullosa, y creo que nunca reconoceré que necesito a alguien, porque eso significaría que ya no soy independiente. Siempre ando diciendo que mis amigos son difíciles de llevar, pero me salto la parte en la que aunque yo sea muy buena amiga.. pues también soy muy difícil. Y de novia, pues multiplícalo por tres.
No quiero reconocer que le pertenezco a nadie, ni quiero darle el poder a alguien de romperme en pedazos (supongo que en esto me parezco a la protagonista de mi película favorita, Desayuno con Diamantes), pero esto solo hace que no entregue todo lo que tendría que dar en un relación, siempre me quedo corta. Y lo peor es que al final, todo eso que intento evitar se hace realidad, solo hago que parezca que no lo es por fuera.
Además de eso (sí, hay más), como nunca tuve una relación seria, pues no se qué hacer ni cómo hacerlo, por lo que intento buscar la perfección. Claro que estos ya son errores más tontos, pero no se qué hacer, si dejarle su espacio o estar con él siempre que le veo, si decirle lo mucho que lo quiero o si eso le va a asustar...
La verdad, pensé que esto de tener pareja era mucho más sencillo.
Lo único que sé ahora mismo es que no le quiero perder, y que voy a hacer todo lo que pueda para que esto funcione.
Te quiero.

martes, 30 de marzo de 2010

Lo difícil que es ser feliz

Hoy llovió, me mojé, creo que cogí un resfriado y fumé demasiado, pero claramente fue un buen día.
Ahora estoy sentada en mi cama, con el portátil, bebiendo un zumo de piña y grosella (un antioxidante, o eso dice el envase) y escuchando Tears In Heaven, una de las mejores canciones escritas.
Estoy en mi habitación, sí, y solo me recuerda a lo que pasaba hace tan solo unas horas. Cuando estábamos él y yo, abrazados. Cuando yo le estaba besando y el estaba rozando mi piel con sus manos. Esos momentos deberían durar para siempre. Aunque supongo que es mejor que no lo hagan, ya que dejarían de ser algo especial. Supongo que es eso lo que pasa cuando te haces adulto y vives con alguien, que todo se vuelve rutina.
Él me lleva dos años de edad, pero muchos más de experiencia. Eso se nota cuando estamos juntos. Yo, que soy tan lanzada para unas cosas, empiezo a temblar cuando tengo que probar algo nuevo. No puedo evitarlo, nunca pude. Es cómo cuando era pequeña y empecé a jugar al badminton, que antes de ir a clases compramos una red y unas raquetas, porque me daba demasiada vergüenza ir a las clases sin saber nada. Sí, ya era así con solo cinco años. Cinco años, y un enorme sentido del ridículo (cosa que ahora ya no me sobra, la verdad).
Lo cierto es que supongo que en asuntos de cama lo llevo todo bastante mal. ¿Sabéis?, yo creo que todo el mundo miente con eso de que la primera vez es bonita. Porque aunque no puedo decirlo desde mi experiencia, me da la sensación de que va a ser un desastre total, de que todo lo malo que puede ocurrir va a pasar. Ya sabéis lo de la ley de Murphy, ¿no? Esa que salía en un anuncio de coches. Pues justamente eso.
Pero a pesar de todo esto, debo decir que me encanta estar con él, y que cada segundo a su lado me hace sentir a gusto, cómoda, como si pudiese decir cualquier burrada y que no se lo tomaría a mal (ya sabe que estoy un poco mal de la cabeza).
Pero en esto entra un pequeño problema: el qué dirán. ¿Por qué será que en los momentos más felices siempre llega alguien y te dice: ten cuidado? ¿No se dan cuenta de que te acaban de estropear la felicidad de la peor manera posible? O tienen envidia, o simplemente te prefieren triste y amargada. Puede ser que eso de la felicidad no vaya con ellos. Luego está la gente que ni siquiera te lo dice a ti, que simplemente lo va diciendo por ahí. ¿Pero alguien les ha preguntado? Yo no les digo que su novio es un gilipollas o que las va a dejar tiradas a la primera de cambio. Hay que dar una oportunidad a la gente.
La gente cambia, sí. No puedes hacer cambiar a alguien, pero sí pueden cambiar por si mismos. Yo cambié. Hace dos años, yo era otra persona, y seguramente si mi novio me hubiese conocido en aquella época no estaría conmigo hoy.
Así que voy a dejar de preocuparme, y disfrutar de lo que tengo, porque desde que estoy con él, todos me dicen que estoy asquerosamente e insoportablemente feliz.