A veces no quieres ni hablar, ni escuchar a nadie, solo quieres quedarte en ese perfecto silencio que solo se rompe por el sonido del viento o el de algún coche en la distancia. Solo quieres mirarle. Mirarle todo el rato, porque si parpadeas, o miras hacia otro lado, puede desaparecer. Esto pasa porque es tan perfecto, que no consigues creer que lo hayas conseguido, y que estés con ese chico que tanto se busca, y que es tan dificil de encontrar (porque a este tipo de chicos, se les da muy bien eso de esconderse). Tienes que mirarle, y agarrarle, para asegurarte que no es un sueño.
Él debe de sentir mi mirada y se gira, y siempre me hace la misma pregunta:
-¿Qué pasa?
-Nada. -Respondo yo.
Debe ser que no entiende que no puedo parar de mirarle cuando está a mi lado, aunque solo sea de reojo. Debe ser que no entiende que se me pone una sonrisa tonta de solo pensar que está aquí por mí. Con todos mis amigos y viendo un partido de fútbol, que ni siquiera le gusta. ¿Qué decirle cuando me pregunta "¿Qué pasa?"? ¿Le suelto todo este rollo? No, no se hace así. Las cosas se demuestran, y luego se dicen, porque para decir una cosa y hacer otra, pues mejor te callas.
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